(mientras escucho el nuevo compilado de Duran Duran que me hice luego de varias décadas de big faneo: 58 temazos...careless memories...)
En el barrio de mi infancia o sobrevivías a los golpes o eras un capo con chamuyo y zafabas cual zorro.
Yo estaba justito entre las dos clasificaciones.
Cuando podía intuir que me iba a destruir la mole que tenía enfrente, me lo chamuyaba hasta la locura, terminábamos ok y a otra cosa. Pocas veces me salió mal.
Recuerdo una vez ir caminando...era verano...
"Íbamos tranquilos por el barrio con chiqui y alguien más que no recuerdo, en una de esas de la oscuridad sale un mono con un cuchillo de carnicero enorme, agitándolo al viento al grito sapucai de ¡te matoooo!...
Media vuelta y con cara de "eh!?" nos dimos cuenta que venía directamente hacia nosotros dos, objetivo: sho mesmo claro.
Corrimos como dos correcaminos, aunque siempre veloz, este tipo tenía más años que yo además de ser mucho más alto y corpulento.
Mientras alrededor de varios autos, arboledas, paradas de colectivos, marcábamos la danza asesina al ritmo de "Under my Thumb" de los Rolling Stones sonando desde alguna ventana cercana. Mi amigo por aquel entonces fue hasta la otra punta del barrio a buscar a la gente que nos defendía...
No se como fue pero a los pocos minutos, cuando me cansaba de correr y el tipo blandiendo ese metal corta-vacas por el aire detrás mio, maldiciendome con la cara desencajada, bien psico el guy morochon, se detuvo en seco al ver que frenaron dos autos carísimos, y un camión lleno de gente cortando la avenida del barrio.
Los tres carros en forma de U, el tipo pálido, horrendo en su desesperación ve como uno a uno salen de los autos con palos, armas, cadenas, y lo que te imagines, con las caras más
scarface que hayas visto jamás, eran los dealers del barrio, nosotros desde hace rato, sus protegidos.
Cada uno de ellos era peligrosissimo, buscados por cualquier tipo de organismo oficial, y algunos con pedido de captura internacional e interpol. Todos refugiados en distintos aguantaderos del barrio.
Uno de ellos, el líder indiscutido de todos, "el negro german", el más temido, el que más guita había "hecho" estaba a la cabeza de unas veinte personas, super peligrosas todas.
Aquella demostración de poder a ninguno les bastaba, nosotros éramos sus mascotas, sus camellos, nadie nos tocaba.
Querían sangre.
El tipo en cuestión, loco, ido de temor y angustia, tiro el cuchillo y prendió fuego su camino con la fatal huida. Salen corriendo los "tiburones" a perseguirlo.
Pero tarde pues el tipo llamado "Gigena" o algo asee, se metió raudamente en un edificio cercano.
En medio de la negociación por que salga para asesinarlo, se demolió el edificio con balas, piedras, cadenazos. Todo era bien bien descontrolado.
La comisaría estaba a dos cuadras, pero nunca, jamás se metían con esta gente, con nosotros.
Todo eso cambió años más tarde claro. Cuando a los caudillos políticos de la zona no les eran más útiles petardos tan pesados relacionados con la droga y el manejo de las armas.
Volviendo al relato, me llego a enterar en medio de ese descontrol, el tipo dentro del edificio en pleno llanto, diciendo por qué quería descuartizarme...
El tema es que unas noches antes, pasabamos los cuatro amigos que eramos inseparables
Chiqui (termino re mal por las drogas, nunca más lo volví a ver, eramos re amigos pero por una novia que yo tenía y que él se había enamorado terminamos matándonos a trompadas),
Coqui (muerto en los noventas en un tiroteo, hijo de un chorro re conocido que administraba varios "aguantaderos" del barrio, varias veces preso por robo, hermano de la "japo", minita divina si las había),
Bebe (el más terrible de todos nosotros, super peleador, super drogón -hoy sería como un pibe cumbia villera multiplicado por mil, un chabón re copado, pero que super tatuado, preso desde pequeño varias veces también se hizo super chorro de bancos y salideras, muerto dudosamente también pero no se como ni donde) y
Mauricio (mi mejor amigo en ese entonces, jugaba re bien a la pelota, en un club conocido de la zona, re ganador de minas, decían todos que eramos gemelos, aunque más tarde conoció la falopa, las pastas, el alcohol, el choreo, y las armas... -
asesinó a varias personas, en varios distintos asaltos, hasta que lo agarraron hace como diez años. Está preso, se convirtió en un evangelista como todos en la cárcel y tiene condena para rato, pues no se le ocurrió mejor idea que meterse en la casa de un famoso político, y matarle a los custodios para robar...). Aparte de afanarle una vez la billetera en Balalaika a Viv el muy salame sin límites, ahí le corte el mambo, y nunca más lo admití en mi mundo, cosa apartante y degradante si la hay.
Me perdí! Entonces íbamos caminando los fabulosos 4 por una calle oscura, por un pasaje, cuando vemos que dos tipos grandes le están entrando a patadas a alguien "conocido" del barrio, lo están moliendo a palos, asi que como no sabíamos qué pasaba nos corrimos y seguimos caminando, supuestamente se había quedado con un vuelto de un encargo de marihuana...entonces le estaban pidiendo amablemente el dinero o el grass en su estado puro.
Cuenta el tipo, presa de la desesperación, que nosotros pasamos y que sho me le reí gozandolo cuando lo estaban picando a palos en el piso, nada que ver claro. No soy así, y recuerdo muy bien que pasamos, mudos, sin querer meternos ni interceder por el tipo. Siempre había garcas en ese barrio, algunos peligrosos que se quedaban con las cosas ajenas...
Así que solo saltábamos por la gente conocida. De confianza.
Bien, el tipo creyó oír eso, no sé, así que como era una vulgar fantasía, vaya uno a saber por qué justo conmigo, me prendí un pucho de los que siempre fumé, aspire hondo la droga y me pregunté: -Porqué siempre yo metido en quilombos?"
Uds. me creen capaz de burlarme de alguien que está pasando por ese mal trago???
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Mientras le estoy exprimiendo un jugo de naranjas a mi amado Juan Crux, me pregunto cuántas cosas pasarán en su vida llenas de peligro, con lo Fernández que es, con lo lindo que me salió, temo por él, así lleno de inocencia como lo veo ahora, tan copado y encantado con los Thunderbirds de Pixar...
Este país es así de hermoso, y así de peligroso.
Mejor dicho en esta megatropolis que se llama Ciudad de Buenos Aires.
(Aaaaah! Suena RIO de Duran y me desvanezco entre las páginas de Armand de Anne Rice que me faltan solamente 50 pags...)