There's a ghost in me, Who wants to say I'm sorry. Doesn't mean I'm sorry.

domingo, 30 de enero de 2005

Lacrimosa


Me veo en infinitos momentos pretéritos, leyendo una y otra vez, febrilmente, 2 docenas de sus libros. El Teatro de los Vampiros, la Talamasca que observa y no se mete, Marius amando a Armand y a Pandora sin igual, Lestat que aburre con su arrogancia, y Louis, siempre tan nada, siempre tan humano.
Si la pequeña no tenía que haber muerto de aquel modo cruel, si Jessie jamás debió indagar en los secretos del Don Oscuro, o si Akasha estaba más loca que una cabra al querer un mundo regentado por mujeres artemisas a sus ordenes.
No se si Aaron Lightner era el erudito más sabio de toda aquella cofradía, si alguna vez entenderé los diálogos de Memnoch y Dios, no sé si alguna vez podré acariciar el cabello hermosísimo que tiene Merrique, o si las brujas Mayfair siguen existiendo en New Orleans, perdiéndose entre la gente de la Bourbon Street.
Aun creo que en el cementerio Lafayette, hay un parisino creole, sufriendo la discriminación indeleble de aquella sociedad que lo vió crecer y amar con locura a su alumno. Boyando como solo los fantasmas del siglo XVIII podían, como luz difusa de camera obscura.
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Lo que sí se sin dudas, es que en infinitas ocasiones, días grises de tormentas de verano como hoy, pude escuchar ELODIA, de Lacrimosa, esta divina banda de germanos góticos, salidos de una de las novelas más preciadas del siglo XX.
Mis sueños, mis pesadillas toman ventaja de todo lo que hago.
Las nubes que se mueven sin formas encima de mi cielo claman por que les eche una nueva mirada.
Aquella que me saque del pensamiento permanente de saber lo linda que sos.
Lo fulgurante de tu piel humana.
Resplandor de las mañanas sin tiempo. Inmortales.

TurboNegro.

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