Llevo dos años así en Instagram pero sin haber eliminado nada, el contenido publicado en esta red social, que no es poco, me llena de orgullo. Al amar la fotografía since child: esta red fue como mi mano derecha asistente virtual para mostrar quien era, qué hacía para vivir, cómo era mi mundo y sobre todo, cómo lo veía.
Ya antes de estas acciones para salvaguardar mi data y mi mente (y mi tiempo finito en esta tierra!) de los centros de decisión high tech en
Silicon Valley, California, USA,
ya mucho antes sabía de lo venenoso que podían ser este tipo de redes sociales en la mente humana y en nuestro comportamiento. Y no es solo por el rol tech que he tenido desde mediados de los 90s. Siempre estoy
tendiendo al awareness y empujo a la gente que me rodea a que vea la realidad: la verdad objetiva. Esto implica el pensamiento crítico, así que cuestionar todo y a todos con un método científico específico (aquél que genera evidencia objetiva relacionada con un hecho ocurrido) o quizás varios otros también, aunque me dé dinero, placer, conocimientos, seguridad,
it's my very thing. No es que no supiese lo adictivas que pueden ser las redes sociales, la web, el navegar constante a través de los resultados en las búsquedas de Google (se sabe desde casi los comienzos que rechipea el modo de pensar de la mente), al contrario, como experto en TICs con +20 años de experiencia, lo supe, lo he sabido y lo sé y fue la causa principal para dejar de usarlas e invertir mi tiempo en conectar con una realidad aquí y ahora más específica que me permite ser más feliz que usando redes sociales con cientos y miles de personas como contactos que suponen ser "Friends" cuando no lo son at all. Eso ya nos da la pauta del engaño base around the social networks. Decir ser una cosa cuando sos otra muy otra. Una cosa por otra. Deception. Fake News. Polarización social. Más Soledad. Radicalismo de Ideas. You name it. Facebook está atrás de todos estos fenómenos sociales.
Como padre durante años, calculo que desde el año 2004 al 2014 he tomado cartas en el asunto siempre que pude para proteger a niñxs de la rapacidad de los algoritmos, las decisiones foráneas y la gente tóxica más cercana que lejana que puede explotar y abusar de pibes que recién entraban en la teenage. Para mi era un deber no ser como otros parents que cumplen malíssimamente mal el rol de protector, control y guía. Aquí un ejemplo XXL.
Personalmente me he alejado de redes sociales como Twitter, Facebook, Instagram, y claramente WhatsApp por lo central que expone este docu. Por elección profesional allá a mediados de la década pasada me quedé en el ecosistema gratuito de herramientas de Google.
Me hice súper profesional certificado en muchas de sus tecnologías con grandes resultados en todos los ámbitos.
Supe desde el vamos qué les vendía a cambio del uso gratuito. Pero elegí a mi master, yo modern slave, pude elegir no tener múltiples masters. He aquí la inteligencia que me domina. Servir con mi comportamiento en beneficio propio a dos corporaciones que me ofrecían herramientas gratuitas, en mi caso para progresar económica y profesionalmente:
Google y Microsoft. Todas las demás están y estuvieron de más @ my life. Just for fun.
Hasta que dejaron de serlo al ser un simple hate pit donde mucha gente expone sus miserias, sus errores, sus odios tales como el antisemitismo, el racismo y la xenofobia.
Dejá, paso.No es que mi despertar fue a partir de estos años recientes, es que las tecnologías sociales que usamos de diversas plataformas para comunicarnos están diseñadas justamente para reprogramar nuestra conducta y guiarla hacia cosas que no son para nada prioritarias. Guía nuestra mente hacia patrones de consumo para nada sustentables, del todo capitalistas extremos, del tipo úselo-tírelo y así quedó el mundo. No te lo van a decir ni lo van a declarar en sus policies. Después de todo: ¿Quien revela su fórmula secreta? Nadie!
¿Si siempre lo supe? No, al comienzo no. A pesar de ser un geek & nerd XL durante la primer década del nuevo milenio, ni siquiera los que habían creado las primeras redes sociales sabían dónde los llevaría con el tiempo el imperio del procesamiento y los algoritmos predictivos. Solo sabían, sabíamos que los ads, el marketing, los sistemas como AdWords & AdSense cambiarían el modo de la publicidad online de la mano de Google: los banners inteligentes y en eso, yo era experto level mil.
Ya para cuando habían salido Twitter y Facebook (sucks) allá por
2005/
2007 supe que eran herramientas que prometían revolucionar las comunicaciones. Los han logrado evidentemente.
Ahí tenés al pelotudo de Trump gobernando por Twitter, quién te lo iba a decir!?
Los usuarios tempranos de esas plataformas, expertos o no en el tema, nos dimos cuenta rápidamente que generaba una dependencia, una obsesión con la imagen y las ideas propias, más soledad y depresión en jóvenes que se sentían escindidos de la realidad, menos empatía con los otros quienes sean esos otros, polarización política y cuestionamiento permanente a la realidad sobre qué es verdad y qué no lo es. Apatía. Cosa que viví de primera mano con tres hijxs adolescentes back then.
Antes de todo ese radicalismo social en el cual se convirtió Facebook creando este Frankestein mega inteligente, todos disfrutamos de los nuevos contactos, los levantes, los encuentros furtivos mediados por esta red. Sumale reencontrarse con exalumnxs, viejos/as amigxs de la vida, crear nuevas amistades con intereses similares, había de todo una vez la gente se iba subiendo a esta plataforma para no parecer ya como... subnormal? Tenías que estar online en Facebook de algún modo u otro. Todo esto mediado gracias a la tecnología web era agradable de vivir. Conectar con el pasado de uno mediante la seguridad de un gadget tecnológico. No estar en riesgo, no estar presente allí sino acá segurito por medio de una pantalla. Nice!
A cambio las redes sociales reciben el big data que les provee nuestra vida: búsquedas de productos y servicios, ofrecimientos laborales, encuentros furtivos, de todo eso se hace un profile para ajustar lo potencialmente podría gustarte por medio de Deep Learning, Machine Learning, AI y unos cuantos sistemas más que hoy desconocemos pero que están ahí. Nuestra vitalidad, el devenir del ser que somos viviendo día a día, es su fuel nuclear.
Pero cuando sos padre y llega la irrupción de las redes sociales tocando la puerta...
Los niñxs ni idea tenían de todo el costado oscuro de Facebook u otras redes sociales. Los adultos como que tampoco. La gente casi experta en temas web como yo (algo que) si.
Las reglas siempre claras eran que de noche no había celulares ni pantallas para evitar la sobredosis de blue light -excepto
el cine en casa con el cual trataba de fomentarles el séptimo arte, la cultura de otras partes, el drama y la acción de los films y por supuesto: el Sci-Fi-, apagarles el wiFi, o cero TV ni pantallas en los cuartos porque un buen descanso redundaba en buenas notas. Me odiaban por ello! Inclusive no pude determinar estas reglas con todos ellos debido al distanciamiento físico resultado de mi separación back in
2009. Yo inculqué la web para buscar contenidos que los ayuden a aprobar más y mejor las materias de la primaria y el secu. Sobre todo porque en la Internet había contenidos gratuitos de calidad que definitivamente ayudaban a les niñes con su tareas, a lograr sus objetivos académicos. Con
Wikipedia siempre aliados.
Algunos años pude proteger a esos tres seres humanos que crecían cuando Facebook (super sucks) explotó en Argentina, todos ellos salieron relativamente indemnes de las redes sociales gracias a que retrasé lo más que pude que se abran cuentas. Una vez que no pude rulear más sus vidas por la separación de nosotros sus padres, las reglas fueron otras lamentablemente. Eso provocó la adicción total a estas herramientas de control social en sus respectivas vidas. Quedaron súper adictos de instagram, facebook y por supuesto: WhatsApp. Aquí la evidencia del control que ejercía sobre quienes eran mis hijxs (de 12/13 años) en aquellos momentos. Me llena de orgullo ser (casi) siempre visionario! Qué pena que no pudo vencer mi visión de la vida. Eso les hubiera protegido la mente, la personalidad, su desarrollo, su integridad emocional unos años más I guess. No se pudo. A otra cosa.
Todas estas herramientas de comunicación social son herramientas con fuertes sesgos ideológicos diseñados en otro lugar como no podía ser USA (super expertos en control social) sobre lo que es verdad en el mundo, sobre cómo ves el mundo según algoritmos diseñados para vos, para uno, basado en los intereses que les mostramos mientras navegamos, damos likes, escribimos, posteamos en alguna red social, la señal del gps en el mapa, las conversaciones, o la foto que sacamos de tal lugar o tal comida en un restaurant.
Reprograman el human behavior a favor no de curar el cáncer, de limitar la desigualdad económico-social, frenar la crisis climática, la extinción de especies, terminar con el hambre, o hacer este un mundo más justo y solidario sino del único propósito de generar profit para las compañías que crearon estas herramientas de (des)comunicación. En el camino generan una polarización terrible que en los últimos años hemos visto cómo afectan a las democracias más avanzadas del mundo y otras que son más frágiles con resultados nefastos.
El ser especialista en los temas about TICs, el haber estado desde los orígenes de la Internet en Argentina (1997), el haber estado desde el vamos en el nacimiento de la burbuja puntocom (2000), tantos años desarrollando soluciones para la web (2000/2010), tanto consumo desde el lado de quien crea las plataformas, las ideas detrás de un negocio digital, me dió a los veinti/treintis una perspectiva única. Mientras tanto criaba tres niñxs. A los cuales les retrasé todo lo que pude, tanto los celulares con mensajeros, como las redes sociales. Cuando fue imposible ya retrasar este tech en sus vidas ya que todos los chicxs las comenzaron a usar, implementé un control férreo sobre sus redes sociales, por lo cual fui odiado fervientemente, incluso visto como un intruso. Por supuesto que los pibes tomaban esto como un ataque a su privacidad cosa que yo también compartía. Pero había que protegerlos tanto de los contenidos irrestrictos de la Internet como de los peligros evidentes para niñas y niños sin control ni cuidados. Claro que había adultos irresponsables atrás fogoneando que "la libertad" era precisa, que su privacidad y sus gadgets tecnológicos eran sagrados e intocables. Había que esconder y esconder para que papá no se entere. Ellxs entendieron que era más valiosa su privacidad que el control social en menores de edad por parte de sus propios parents. Estaban autorizados a no tener un límite que les protegiera la persona íntegramente.
El Primero te lo Regalan, El Segundo te lo Venden!
Con las razones más diversas, más legítimas, más aparentemente nobles, estas plataformas del capitalismo extremo han afectado la cohesión social en todo el mundo. Nos han convertido a nosotros en un commodity, un futuro a negociar como si fuéramos vacas, pollos, cerdos, soja. Amenazan la propia existencia humana exacerbando el individualismo extremo poniéndonos en peligro a nosotros como civilización y también a otras especies al restarle eficacia a la cooperación social ligada a la evolución social que lleva millones de años logrando objetivos comunitarios por medio del altruismo y la solidaridad. Juntos es y siempre fue el camino. Las redes sociales nos llevan como civilización hacia el oscurantismo medieval, al odio racial, a las noticias falsas que derivan en pogromos y enfrentamientos sociales, a la polarización social entre castas. Llenan de odio, son un instrumento del mal en malas manos. Si, en pleno Siglo XXI.
Las redes sociales hacen creer que nuestra visión del mundo, ciertamente unívoca, de lo más valiosa también para la representación del mundo que tenemos, es la única verdad imperante y he aquí el problema. Estas plataformas resaltan ese aspecto de nuestra personalidad a cambio de un rush de dopamina que está muy pensado por las corporaciones high tech de redes sociales. Un shot que puede ser infinito según el uso que le demos a nuestras redes sociales. Imaginate el bocho. No evolucionamos para tener esos tremendos hits again and again todo el tiempo en el cerebro. Anyway nuestro cerebro muy contento con el sistema de recompensa siempre quiere más. Más interacción social mediada por estas tecnologías esclavizantes, más clics, cuanto más más tiempo estemos frente a la pantalla con sus productos, que no son pocos, the better. Seremos recompensados con predicciones sobre nuestros gustos cada vez más eficazmente, lo que creemos que nos hace felices, pum aparecerá como por arte de magia frente a nuestros ojos! Predicciones que deben transformarse en productos y servicios vendidos por sus partners y socios estratégicos para ser eficaces. Así de simple es el sistema.
Hoy, como muchos saben, no queda otra para proteger a los pre teens sobre todo, a los teenagers que nunca es tarde, que limitar o directamente prohibir estas herramientas que prometen productividad, comunicación, eficacia y eficiencia en cualquier negocio y/o profesión que emprendas a cambio de tu mente, tu cuerpo y sobre todo: tu conducta.
Ni más ni menos.
Una red social le pide a un ser humano que le dé una oportunidad.
Una única oportunidad para entrar a la valiosa mente humana.
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