Para una pérdida enorme como la de un ser querido. En mi caso una ser querida: Mi abuelita, La Nonita. RIP.
48 años juntxs.
18JUN1974 - 05NOV2022
Ahora para comprender el vacío y la soledad que genera una pérdida semejante, puedes hacer el ejercicio de mirar a tu ser más querido/a e imaginarte su muerte.
Imaginar tu vida sin esa persona.
Por mucho que te esfuerces, por mucho que te hayas preparado. Theres a void que hay que vivirlo una vez la muerte te pasa por al lado.
Es cierto que si tenes una persona amada, sea un abuelito, una madre, un hijo/a, un perrito enfermo y/o viejito, tu pareja, te vas preparando a fuerza de acompañar en esos momentos.
Pero nada te prepara para ese cambio total, absoluto, resolutorio y definitivo que es la muerte.
El fin de la vida de alguien.
...
La primera vez que me vi expuesto a este tipo de experiencia fue con la muerte de mi otra abuelita, La que nos crió @ Lugano I & II por diez años allá lejos en los 80s. Yo tenía 14 años recién cumplidos, y recuerdo a la perfección la jornada. Julio de 1988.
Me pasó algo similar, salvando las distancias, cuando se murió quien fue my main sponsor en la vida, y yo su mano derecha, su preferido y él el mío: mi abuelito querido. Marzo de 2016.
A mi abuelita le gustaba percibirse como martir. Era una drama queen del carajo like me. |
Cuando falleció mi abuelita, yo sentí un alivio tremendo, tanto por ella como por mi.
Sentir alivio no me dió jamás pero jamás un sentido de culpa desde ningún aspecto. Aceptación. Acompañar. Mimar. Dejar Partir. De vuelta al principio: Aceptar.
Corrí tantissimo para que no le falte nada de nada desde que falleció mi abuelito en marzo de 2016 que, esos largos años de cuidados especiales y mimos XXL, unos +6 años, solo me da un tremendo orgullo y la plena satisfacción de haber hecho lo correcto el 1000% de las veces.
Felicidad es cuando se acaba el dolor, el sufrimiento. De uno y/o de les demás que te importan.
Así que feliz por su muerte, ya que dejó de sufrir. Y triste a la vez por su partida claro está.
Aunque su último deseo, mantra de sus últimos años de vida no había sido posible: que su hijo la vaya a ver, o ver por última vez a su único hijo.
No se dió and C'est la vie.
Al igual que a mi, a mi abuelita se le dieron toneladas de bendiciones en su larga vida, una de ellas no fue su hijo justamente. AKA mi padre.
Sé que nos volveremos a ver viejita!
❤️
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