No hay nada peor para un espíritu libre que depender de algo o alguien.
No hay absolutamente nada mejor para un espíritu libre que no depender de nada ni de nadie.
Pero esa es la teoría filosófica. En la vida siempre, todes sin excepción, dependemos en diversos estadíos de nuestras vidas, en algún grado u otro, de alguien, de una institución, de otras personas.
Esa es la única verdad: la realidad.
¿Depender está mal? No, para nada. Te doy el ejemplo concreto: necesitás hacer un viaje, renovar tu casa, pagar estudios, comprar un auto, ropa, para un proyecto, whatever. Necesitas guita que no tenés y solo tenés tres caminos:
- Ahorrar. El camino más virtuoso.
- Pedir un préstamo a un banco. Un compromiso legal a corto y mediano plazo.
- Pedirle plata a la familia o a tus padres si tuviste la suerte de tenerlos contigo.
Las opciones 2 y 3 son las que usé más en mi vida. Fuí deudor de unos y otros por más de 25 años. El concepto de deudor está mal visto en muchas religiones. Sobre todo de quienes vinieron sin nada de Europa a fines del S XIX / Principios del S XX.
Anyway, mal no me fue.
La opción 1 fue en la que mejor me fue "ahorrando" en ladrillos desde 2005 o sea hace 15 años, como le decimos en Argentina. Es la única que me permitió ganar en dólares. O sea generar ahorros que valen mucho más que el valor del peso argentino siempre atado a la desvalorización que se llama inflación.
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¡Moví tanto dinero en los últimos 15 años!
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Pero qué horrible es depender de quien no querés depender! Fue una de las sensaciones más incómodas de mi vida. A veces no te queda otra que pedir dinero prestado. Lo peor de lo peor as far I can tell.
Yo tuve la suerte de tener una madre y dos abuelites que como trabajaron toda su vida, pudieron ahorrar, por lo tanto pudieron prestarme dinero que la mayoría de las veces tuve que devolver (y otras tantas no!), pero siempre conté con ellos.
Fuí un bendecido.
Por un lado depender de la guita que te preste un familiar es una de las peores sensaciones ever, ya que tensa el vínculo, por otro lado sentís que te han salvado de la guillotina de pagar impuestos, servicios o compromisos financieros que no pude afrontar en los miles de momentos en los que dependí de ellos. ESA sensación de alivio que en mi caso me dió incontables veces estos poquitos familiares que me ayudaron en la vida, ha cimentado en mi cabeza una visión virtuosa de ellos. A pesar que muchas veces me han salvado con discusión y drama de por medio, en el caso de mi madre: era la norma.
Otra de las sensaciones de terror que pasé cuando estuve en necesidad y le pedí plata a alguno de mis padres, en mi caso preciso, solo tenía a mi madre a quien pedirle, es darte cuenta que no te quiere prestar un solo peso pero por el vínculo, por cariño, porque comprende la necesidad, te presta, te da guita, pero sin querer hacerlo. Simplemente lo hace por el otro. Esa incomodidad, ese rebajarse a pedir, a mendigar es algo que nunca estuve dispuesto a hacer y sin embargo lo he hecho incontables veces por haber tenido tres hijos sin ninguna planificación, ni capital, ni techo, ni laburo estable y menos una educación de grado por lo tanto profesión que genere ingresos importantes. Había que darles de comer, educarlos, darles protección, un futuro. Yo creo que esa alianza algo disfuncional entre mi proyecto de vida, mi matrimonio anterior, los familiares que me ayudaron a salir adelante hizo que durante más de una década y media se pongan todos los recursos y más en las tres personas que traje al mundo. Anyway...
Mi forma de hacer las cosas en la vida no la recomiendo at all.
Planificar, priorizar objetivos salva y te da calidad de vida.
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