https://music.youtube.com/playlist?list=OLAK5uy_l176wdLEmPViw9wOP8AWbNHdbpkMvea4s&feature=share |
Corría el año 1996, y yo estudiaba Sonido en la EMBA, Belgrano.
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Aunque tengo todos los discos de Stephan Micus, este es el que me movió los cimientos, si bien yo hacía un par de años que estaba metido de lleno con la música étnica, o música "del mundo" como se la conoce, no es tan sencillo como parece.
Digo el movimiento de apagar la radio, no hacer más cassettes viejos, largar los discos de pasta de culto de la adolescencia, y tirarse de lleno al folk de cada pueblo de nuestro planeta.
A mi, como muchas otras cosas, saltar al vacío no me costó nada, menos a nivel musical, sonoro.Este disco está grabado en los monasterios del cristianismo ortodoxo en el Monte Athos, Grecia.
Los sonidos son voces naturales de Stephan (la reverberación de las voces es natural, no tiene efectos de consola pues son en directo*), y para hacer vibrar el aire usa desde macetas, hasta antiguos instrumentos de la china imperial del SXVI, Bavarian zither, sattar, shakuhachi, suling, nay, etc.
El mismo toca y compone toda la música que ejecuta, viaja por todo el mundo (estuvo hace un par de años en la Argentina para comprar instrumentos, entre ellos el Charango) recorriendo parajes íntimamente ligados con la religión del mundo, tocando instrumentos musicales autóctonos, inmerso en sitios naturales. Luego compone sus discos de manera maravillosa, mántrica, hyper yogi. Super recomendable para acompañar la búsqueda interior de uno mismo.
En fin, nada tiene fin viste?
En fin, nada tiene fin viste?
*la clave está en la sonorización del ambiente, en los micrófonos.
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