Viste que la gente pobre toma trenes también.
Bueno el mio no anduvo por no sé qué razón hoy.
Plan B.
Volví a casa, llamé a Max, man llego tarde, esperenme con las galletitas.
Llamé remis, estación Munro la podes creer que no sé ni donde queda, bien.
Tren aluci todo rojo mejor que el que me tomo todas las mañanas un flash, levantado del piso un metro o más.
Otro viaje, otra gente.
Llega un momento que la locomotora agarra y bordea la Av. Lugones y me pregunto cómo pude ser tan estúpido de ir al trabajo en auto tantos meses durante el año pasado. Ver a toda esa pobre gente haciendo cola a paso de hombre a la hora del desayuno por dios, qué mal.
La brisa mientras tanto me pegaba en la cara y era lo más.
Me bajé pasando el aeroparque, y si bien conozco súper, no sabía donde estaba, jamás anduve por allí menos a la mañana.
Seguí el malón de workers.
Puff, me encontré mágicamente con el Paseo Alcorta.
Me acordé a fondo de todo ese año que trabajé ahí. Las empanadas de pollo de la Nona que me comía como bianda en la placita de enfrente. Viv dándome la noticia de que estaba embarazada de Laila, mi primer hija. El coqueteo con Belén, Marisol y Paula M, todo ese año qué quilombo para variar.
El entierro de mi compañero de trabajo unos meses después de que renuncié porque se mató con una super veloz moto amarilla que tenía, muy enorme en la calle Gallo, lo peor que la minita que iba con él también murió.
En fin, tomo taxi ahí mismo hasta Palermo y si, pasé por el botánico, plaza fugazmente Italia, y ahí nomás tarde pero seguro office again.
Shit.-
El viaje. Super.